lunes, 31 de octubre de 2011

Prehistoria e infancia

excavando La Gran Dolina

Hemos hablado de las razones biol�gicas que, por el proceso de hominizaci�n que conlleva el aumento del per�metro craneal y la posici�n b�peda, nuestras cr�as nacen completamente indefensas y depender�n absolutamente de su madre para sobrevivir.

Adem�s, para permitir el nacimiento en esas condiciones, nuestras cr�as nacen pronto comparativamente, como si la Naturaleza encontrara esa soluci�n para conseguir que esas grandes cabezas puedan salir por esa pelvis de b�pedo. Esto condiciona que los beb�s humanos nazcan prematuramente en comparaci�n con otras especies similares, es decir, menos desarrollados en muchos aspectos, desarrollando una heterocron�a, como explicar� a continuaci�n.

Veremos con m�s detalle algunas circunstancias ligadas a esto y que nos hacen aplicar la paleontolog�a y lo que sabemos de la evoluci�n humana al entendimiento de nuestros hijos en su infancia.

Heterocron�a en el beb� sapiens sapiens

Esto se conoce como heterocron�a y se trata de este proceso biol�gico descrito en muchas especies: supone un cambio en los tiempos de desarrollo. La heterocron�a solo puede ser descrita en comparaci�n a otras especies pertenecientes a la misma rama o, m�s claramente, a lo que se determina como su desarrollo b�sico ancestral.

Los beb�s humanos est�n hechos para ir en brazos

El beb� humano ancestral no puede caminar, ni reptar. Si su madre no lo sostiene, cae al suelo. Si ella no lo lleva a su pecho y no lo calienta con su piel, morir� de hambre y fr�o. No hay pelaje en la hembra humana al que agarrarse ni tan siquiera. O la madre lo toma en brazos o est� muerto. Resumiendo, que las hembras humanas lleven a sus hijos en brazos es necesario y estar�amos extintos si ellas no lo hubieran hecho.

Los beb�s humanos est�n hechos para ir en brazos y, consecuentemente, querer ir en brazos es tan natural como querer vivir. No hace m�s independiente, ni se piden brazos para molestar a la madre: los beb�s que no fueron en brazos no sobrevivieron durante miles y miles de a�os. Estamos aqui porque las mam�s humanas portaban a sus beb�s.

Eso no quiere decir que debamos demonizar los cochecitos, hamacas o dem�s objetos destinados a llevar el beb�. Pueden sernos �tiles moment�neamente, pero siempre siendo conscientes que no son el lugar natural de nuestros beb�s y sobre todo, atenderlos si se quejan o no quieren estar ahi.

El beb� se mueve

No les favorece en nada acostumbrarse a ir en el cochecito, lo que si puede sernos interesante es usarlo en las situaciones en las que sea realmente imprescindible y, en cambio, favorecer el porteo y dejar al ni�o libremente moverse todo lo posible.

En brazos de su madre est�n en contacto visual con ella y ven el mundo a su altura, sienten su movimiento y observan todo lo que hace. Moverse libremente cuando pueden reptar, siempre, por supuesto, en un entorno seguro, es lo que necesitan para ejercitarse.

Toda la preocupaci�n por la estimulaci�n precoz o por ofrecer posibilidades de desarrollo de la motricidad fina y gruesa se simplificar�a si dejasemos a los beb�s desarrollarse normalmente, en brazos y en el suelo, en vez de empe�arnos en que pasen la mayor�a de su tiempo en sillas o en cochecitos.

Los beb�s humanos nunca han dormido solos

Podemos decir lo mismo sobre el sue�o nocturno acompa�ado. Los beb�s hum�nos siempre han dormido con sus madres, rodeados de su calor, su protecci�n y recibiendo alimento (no me imagino a ninguna mujer preh�storica empe�ada en contar las horas en las tomar nocturnas). Estas caracter�sticas han garantizado la supervivencia de los beb�s humanos desde que pisamos la Tierra, desde los primeros hom�nidos incluso.

Un par de millones de a�os de g�nero Homo contradicen todas las pseudoteorias sobre los males del colecho. Los beb�s humanos est�n programados para dormir acompa�ados, lo �nico que debemos “modernizar” es el practicar un colecho seguro. Si dormir con mam� es natural no puede crear ni�os con trastornos emocionales, pues es lo que nos indica la naturaleza que debemos hacer.

Todos hemos dormido acompa�ados, pero sobre todo, solamente a las lineas gen�ticas que se extinguieron se les ocurr�a poner al beb� a dormir sin protecci�n y calor humano. Nuestros hijos, cuando los dejamos solos durmiento y lloran, lo hacen asustados y reclamando la atenci�n que naturalmente est�n programados para tener. No quieren manipularnos, nos necesitan a su lado.

Eso no quiere decir que debamos demonizar las cunas o el que el ni�o pueda dormir en otro cuarto, pero si hacerlo cuando el ni�o est� preparado, lo pida y por supuesto, atenderlo inmediatamente si reclama nuestra compa��a. No se gana nada acostumbr�ndose a dormir solo. �Cuantos adultos que se pasaron noches en su cuna ahora duermen acompa�ados de su parejas como si eso fuera lo m�s normal del mundo?

En una pr�xima entrada volveremos a la paleontolog�a, la antropolog�a y la zoolog�a como ciencias auxiliares a la crianza, dejando que nos expliquen el proceso de aprendizaje, la neotenia humana y la socializaci�n natural desde el punto de vista de nuestros antepasados hom�nidos y humanos, de los que tenemos muchos rasgos inmutables y naturales.

En Beb�s y m�s | �Siempre se ha dado papillas a los beb�s? , La lactancia materna seg�n un paleont�logo de Atapuerca, Nuestras antepasadas par�an con menos dolor, Katherine A. Dettwyler, una antrop�loga especialista en lactancia, �C�mo ser�a la crianza humana en estado natural?, Monitos desnudos: la crianza seg�n Desmond Morris, El “s�ndrome de la cuna con pinchos”, Es sano que los beb�s se despierten por la noche , Abuelas humanas y abuelas ballenas, �Qu� necesitan los beb�s?, Madres e hijos, una historia de conciliaci�n



Source: http://www.bebesymas.com/desarrollo/prehistoria-e-infancia

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